Noche de Vigilia. Sábado Santo.
Tras esa piedra sabemos que no hay cuerpo que guardar, por lo tanto tampoco debo guardar el mío de cuanto acontece a mí alrededor, porque Dios nos ha creado a imagen y semejanza por lo tanto… no hay nada que guardar. Pero lo que más me cuesta es no poder escuchar su voz en medio de tanto ruido blasfemo y farisaico, de tanta mentira y abuso de poderes, de tantas esclavitudes.
Nada me consuela más que rememorar los hechos de Jesús, ahí de nuevo brota la esperanza, la resistencia y la resiliencia para continuar haciendo oído, abriendo los ojos, pero especialmente el corazón, porque Sí, hay un mañana y como Miriam cogeré la pandereta.
Mercedes 30/03/24