domingo, 31 de marzo de 2013


¡Feliz Pascua de Resurrección! 
Ojalá toda la Iglesia se deje resucitar de entre los muertos...


 “Evangelizar supone celo apostólico. Evangelizar supone en la Iglesia la parresía de salir de sí misma.
La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria.”
Papa Francisco

jueves, 14 de marzo de 2013

“Del nuevo Papa sólo esperamos que pida perdón por el maltrato histórico a las mujeres”

Entrevista a Mercedes López Herrera, presidenta de la Asociación Mujeres y Teología de Sevilla.
"La Iglesia sigue silenciando a mujeres muy valiosas, despidiendo a teólogas de universidades y amenazando a mujeres en sus congregaciones sólo por expresar su opinión”.
Mercedes López Herrera, presidenta de la Asociación Mujeres y Teología de Sevilla.
Mercedes López Herrera, presidenta de la Asociación Mujeres y Teología de Sevilla.
Mercedes López Herrera reivindica con rotundidad la voz de las mujeres teólogas en momentos como este, en el que el mundo mira al Vaticano. Para la presidenta de la Asociación Mujeres y Teología de Sevilla, durante estos días de cónclave, se hace balance del pontificado de Benedicto XVI y se ponen en el punto de mira cuestiones que Ratzinger ha dejado pendientes. En estos análisis  las voces de las mujeres, de expertas teólogas, "que las hay y muy valiosas, se han oído poco". Y no existen razones para esta discriminación, como tampoco para esa invisibilización histórica de las mujeres en la Iglesia, ni siquiera  en los textos bíblicos. Lo que sí hay en la Iglesia "es fundamentalismo patriarcal, absolutismo teocrático, abuso de poder, sexismo, machismo y también mucha ignorancia". Por eso, Mercedes López espera poco de este nuevo Pontífice, al que sólo traslada una única petición: que "pida perdón a las mujeres del mundo por haberlas desacreditado, desautorizado, vilipendiado y silenciado históricamente".
"No sólo no ha habido un perdón", insiste, lo peor es que "se ha seguido silenciado a mujeres muy valiosas, se ha despedido a teólogas de universidades y amenazado a mujeres en sus congregaciones por expresarse. Muchas relegadas sólo por expresar una opinión". Benedicto XVI ha incentivado "esa asfixia", dice Mercedes López, con la connivencia de muchos teólogos, que aun siendo críticos con este tipo de actitudes "no han apoyado públicamente el trabajo y la voz de las mujeres que están y trabajan en la Iglesia".
¿Hay miedo a que la mujer acceda a este ámbito copado históricamente por hombres? "Claro que hay miedo, miedo a que se puedan mover los cimientos de una jerarquía gobernada por hombres. Esa es la razón por la que a las mujeres se les niega el acceso al sacerdocio".   
Pese a todo, la Iglesia Católica es mayoritariamente femenina: la componen un 61% de mujeres, organizadas en distintas órdenes religiosas, frente a un 39% de hombres, entre sacerdotes, obispos, religiosos y diáconos, según cifras de la Santa Sede. Datos que para la presidenta de Mujeres y Teología de Sevilla solo evidencian que este modelo no sirve: "La Democracia en la Iglesia pasa por cambiar todas las estructuras, sobre todo aquellas que están en el primer nivel, que es ese lugar de acogida donde no existe exclusión". Ni sexuales ni de género, porque "¿quién puede otorgarse el poder de poner puertas a la sexualidad o a la igualdad? El legado de Jesús nada tiene que ver con la construcción de los intereses que se ha producido posteriormente. Jesús de Nazaret estableció una comunidad de iguales sin distinción alguna, el centro era la persona y el horizonte el amor. Ha sido el sesgo patriarcal el que lo ha limitado todo".

Romper con lo establecido

"Es absolutamente imprescindible que las mujeres demos un paso adelante y transgredamos lo establecido, que superemos el Síndrome de Estocolmo Eclesial (SIES-e)", aquel que hace que muchas mujeres, según Mercedes López, "sólo sean capaces de mirar hacia arriba, soportando situaciones autoritarias. Mujeres que temen levantar la voz y la mirada, sin darse cuenta de que la Iglesia, la sociedad, también la construyen las mujeres", y apostilla: "La Iglesia debe estar para liberar no para condenar y mantener a las mujeres en el oscurantismo medieval".
"De las mujeres cristianas que llevamos siglos sirviendo al patriarcado somos una gran mayoría las que hemos realizado cambios importantes en nosotras", afirma la presidenta de la Asociación Mujeres y Teología. "Hay una parte de mujeres en las iglesias que no han hecho estos cambios aún", aunque frente a ello, los movimientos feministas son imparables. "Las mujeres feministas vamos cambiando lo que nos rodea desde dentro, desde nosotras mismas, desde nuestra realidad inmediata… desde las comunidades cristianas, en los grupos de reflexión teológica, en las congregaciones de vida religiosa, en los conventos, en las profesiones, en las universidades, en las redes sociales… generamos nuevas relaciones de poder".  Mercedes López no tiene dudas: sólo es cuestión de tiempo, gracias a la formación y a la educación, que las mujeres ganen su espacio en la Iglesia.

jueves, 7 de marzo de 2013




 

Para esta semana que se conmemora el Día de la Mujer la Iglesia Católica (en su crisis actual) tiene una magnífica oportunidad de situarse, (al menos aquí en Colombia), frente a las mujeres de todas sus parroquias e intentar explicar ¿cuál es el sentido de su discriminación contra ella? ¿Por qué la considera feligresa de segunda categoría? ¿Por qué sólo califica para mucama en el Cónclave? ¿Por qué desde su posición patriarcal ha contribuido al abuso e inequidad que se vive en parejas y familias, estimulado desde el discurso machista con el que se protocoliza (por ejemplo) una boda? ¿Realmente creen que la mujer le debe obediencia al hombre y que estas palabras ‘bendecidas’ por un sacerdote no hacen mella tanto en hombres para reforzar y en mujeres para aguantar? ¿Que tanto del abuso y violencia contra la mujer ‘nace’ en el discurso religioso? ¿Por qué la mujer debe aguantarse los desmanes de un marido patán bendecido en un matrimonio católico? ¿Por qué santifica el victimismo y el martirio de la mujer que sufre en vez de ayudarla a liberarse de este? ¿Por qué esta Iglesia masculina se cree con derecho a manejar el cuerpo de la mujer? ¿Por qué Dios es padre y no madre? ¿Por qué privilegia la maternidad como si fuera el único camino en el desarrollo de una mujer? No queremos más panegíricos dulzones y mentirosos que expresen que estamos representadas por la Virgen María que está ya en los altares. No. La Iglesia Católica tiene una deuda infinita con la mujer y es hora de empezar a afrontarla. En los altares no sirve el reconocimiento a la mujer. Es con hechos concretos y reales. El lenguaje, las imágenes, las actitudes son las que deben ‘hablar’ de lo que realmente significa la mujer para la Iglesia. Lo demás, como dicen los muchachos es carreta, contentillo…
Qué paradoja y aquí viene una de las inmensas contradicciones de la Iglesia: mientras que por un lado hace el panegírico de la maternidad como un camino de santidad para la mujer corriente, sin embargo no logra materializar la maternidad en María, mostrando una imagen de ella embarazada. Al fin qué, ¿es una vergüenza el embarazo? ¿En María sí es vergonzoso y hay que evadirlo pero en el resto de mujeres no? En ellas, ¿sí es un orgullo? ¿Por qué la santidad es contraria al disfrute sexual? ¿Por qué la mujer debe tener los hijos de un violador?
En esa actitud machista y patriarcal, el mismo celibato se puede leer como una demostración de discriminación o descalificación contra la mujer porque pareciera que fuera ella ‘la que contamina’ al hombre sacerdote. Abolirlo es considerar que la mujer no tiene el estigma del pecado ‘original’ ni que la sexualidad es contraria a los principios religiosos. Un hombre y una mujer pueden estar muy cerca a Dios sin necesidad de satanizar el placer y la compañía de la pareja. Además, con el aporte de la mirada científica, ¿se ha preguntado la Iglesia que tienen que ver el celibato con la pederastia y los abusos sexuales?
Cualquier palabra que un sacerdote diga esta semana para ‘alabar’ a la mujer pero calle referirse a la discriminación e inequidad que se practica dentro de la jerarquía católica contra ella, es un discurso patriarcal. Sólo es válido ‘lo que yo nombro’, lo demás es inexistente. Es la actitud de quien no quiere ver e impone su criterio, un comportamiento totalmente anquilosado y, qué pena, ¡miedoso! ¿Será que no saben cómo responder precisamente por incoherentes? Las mujeres católicas necesitan una explicación humilde, coherente y respetuosa. Padre-madre Dios así lo desearía…

sábado, 2 de marzo de 2013