MENSAJE DEL 35 CONGRESO
DE
TEOLOGÍA
LAS RELIGIONES: VIOLENCIA Y CAMINOS DE PAZ.
Del
10 al 13 de septiembre de 2015 hemos celebrado el 35
congreso de teología, que
ha reunido a personas procedentes de los diferentes países,
continentes,
culturas y religiones para reflexionar sobre “las
religiones, violencia y
caminos de paz” y contribuir a la construcción de un mundo
más justo, pacífico
y solidario.
1. En el mundo existen hoy 42 conflictos armados, a los que hay que sumar la violencia de no pocos Gobiernos y de organizaciones terroristas contra la población civil. Estos conflictos están provocando destrucción de vidas humanas, deterioro de la naturaleza, eliminación de manifestaciones culturales milenarias, éxodos, desplazamientos y migraciones masivas, así como persecución de las minorías culturales y religiosas. En 2015 se han producido cerca de 3000 muertos en el Mediterráneo por las condiciones inhumanas en que centenares de miles de personas hacen la travesía, mientras que los capitales no tienen fronteras, circulan libremente y bajo la protección de los Gobiernos.
1. En el mundo existen hoy 42 conflictos armados, a los que hay que sumar la violencia de no pocos Gobiernos y de organizaciones terroristas contra la población civil. Estos conflictos están provocando destrucción de vidas humanas, deterioro de la naturaleza, eliminación de manifestaciones culturales milenarias, éxodos, desplazamientos y migraciones masivas, así como persecución de las minorías culturales y religiosas. En 2015 se han producido cerca de 3000 muertos en el Mediterráneo por las condiciones inhumanas en que centenares de miles de personas hacen la travesía, mientras que los capitales no tienen fronteras, circulan libremente y bajo la protección de los Gobiernos.
2. En
dichos conflictos intervienen factores
económicos y políticos y juegan un papel
importante, a veces decisivo, las religiones, que se
convierten en fuente
de violencia o, al menos, en justificación y vehículo de la
misma. Una parte
nada desdeñable de responsabilidad le corresponde a la
globalización neoliberal,
que se comporta de manera agresiva, e incluso violenta, con
las identidades
culturales y religiosas subalternas, cuyas tierras explotan
las multinacionales
en su propio beneficio con grave deterioro del medio
ambiente y de la vida de
las comunidades autóctonas.
3.
La violencia va unida estrechamente a la
corrupción, la explotación de los seres humanos, la
injusticia estructural y el
incremento de las desigualdades. En Europa 123
millones de personas viven
en situación de pobreza, mientras que hay 342000
millonarios. El 1% por ciento
más rico tiene un tercio de la riqueza de todo el
continente. El 30% de niñas y
niños europeos viven por debajo del umbral de la pobreza.
España es el cuarto
país más desigual de la Unión Europea. Las situaciones de
pobreza y desigualdad
son más acusadas todavía en los continentes africano y
latinoamericano. Es la
violencia del sistema.
4. La
violencia tiene muchos rostros y un sinnúmero de
manifestaciones. La más extrema es la violencia de
género, instrumento permanente de poder y de
dominación del patriarcado contra las mujeres, que desemboca
en feminicidios
masivos. En España, en los últimos trece años, se han
producido 790
feminicidios. La violencia patriarcal está muy extendida
entre los adolescentes
y los jóvenes, en el mundo laboral, en la infancia, donde se
produce de forma
persistente y oculta. Hemos prestado especial atención a las
niñas y los niños
robados con la complicidad directa de
instituciones católicas. A estas manifestaciones hay que
sumar la violencia contra los homosexuales,
bisexuales y transexuales.
5. El
feminismo responde a la violencia de género con un discurso
crítico de la
discriminación de las mujeres y unas prácticas fundadas en
la igual dignidad de
los seres humanos. La jerarquía católica, sin embargo, lejos
de condenar la violencia
patriarcal y homófoba, tiende a guardar silencio y lo que
condena es la teoría
de género. Ella misma ejerce la violencia contra las mujeres
y las minorías
sexuales al negarles el acceso al ministerio ordenado,
excluirlas de los
ámbitos de responsabilidad, negarles los derechos sexuales y
reproductivos e
imponerles una moral represiva.
6. Como
respuesta a las distintas formas de
violencia creemos necesario un cambio de paradigma de las
religiones con estas
características: opción por las personas,
colectivos, pueblos y continentes empobrecidos y
discriminados; trabajo
por la justicia y defensa de los derechos humanos,
especialmente de las
personas a quienes se les niegan dichos derechos; igualdad
entre hombres y
mujeres en todos los ámbitos de la vida religiosa;
reconocimiento de las
diferentes identidades sexuales; respeto al otro, a la otra,
a las diferencias
étnicas, culturales y religiosas; diálogo intra- e
interreligioso; sostenibilidad,
cuidado de la casa común y defensa de la biodiversidad;
construcción de una cultura
de paz a través de la colaboración en los acuerdos de paz y
en la respuesta
negociada a los conflictos; hospitalidad. Sólo así dejarán
de ser fuentes de violencia
y se convertirán en caminos de paz.
7. Pedimos
a los Estados el desarme militar y el
rearme moral, la sustitución de la carrera armamentística y
del comercio de
armas por políticas de cooperación con los países del Sur,
la superación del etnocentrismo
y el desarrollo de políticas de solidaridad y de acogida, la
apertura de
fronteras a todas las personas inmigrantes, refugiadas y
desplazadas por el
hambre, la intolerancia religiosa y la persecución política.
El asilo es un
derecho humano, que a nadie se le puede negar.
8. Pedimos
a las religiones y a sus dirigentes que eliminen las
fronteras religiosas que
separan y a
veces desembocan en guerras de religiones, elaboren
discursos y prácticas de solidaridad,
superen la endogamia y desarrollen un macro-ecumenismo
de la no violencia activa, la hospitalidad y la lucha por
la justicia.
9. Valoramos
positivamente la sensibilidad del papa Francisco hacia los
inmigrantes y
refugiados, sus denuncias contra la insolidaridad de Europa
ante este drama y
sus llamadas a hospitalidad. En coherencia con dicha
actitud, le pedimos que abra las puertas del Estado
Vaticano a
las personas que vienen a nuestros países en busca de
mejores condiciones de
vida y huyendo de la violencia. Así tendrán credibilidad sus
denuncias.
10.
Nos comprometemos a luchar contra el modelo económico
neoliberal injusto y
violento en su raíz, a colaborar en la acogida de
inmigrantes y refugiados y
refugiadas con las organizaciones que trabajan en esa
dirección, a abrirles las
puertas de nuestras casas y de nuestras comunidades y a
destinar una parte de la
colecta del Congreso a este fin.
Madrid,
13
de septiembre de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario