La dimensión política de
la espiritualidad.
Introducción.
Como
teóloga feminista, parto de un análisis y diagnóstico de la realidad utilizando
las ciencias sociales y el marco histórico crítico feminista.
Es
una reflexión en clave feminista, desde la
vivencia y la experiencia de lucha por nuestros derechos y libertades.
De
la dimensión política que pretendo hablar como intento de aportación, no es de
la política que conocemos, en la que hemos nacido, crecido y de la que
participamos, sino de esa Nueva Política a la que se está haciendo alusión
desde distintas instancias y lugares ya sean científicos, místicos, o
sencillamente reivindicativos desde parámetros éticos y morales.
Los
nuevos modelos políticos emergentes con una mayor presencia de mujeres, y de
hombres feministas, parten de la reivindicación del “valor del cuidado” (en
mayor o menor grado de descubrimiento y de convicción real)
indicando cómo el modelo economicista del capitalismo salvaje hace aguas
y destruye la vida humana y del Cosmos.
La
historia de las luchas de las mujeres sigue estando todavía “ocupada
mayoritariamente” por la consecución de derechos y libertades, en un marco de
competitividad en clara desigualdad que
nos impide avanzar, seguimos todavía en mercados de esclavitudes.
El
reconocimiento de nuestras experiencias y aportaciones sigue estando devaluado
porque están medidas y valoradas desde patrones de conocimientos androcéntricos
y patriarcales (dualistas y fraccionados...etc)
1. La espiritualidad.
Si entendemos por
"espíritu" el principio vital y constitutivo de todo lo que es,
habremos de concluir que "espiritualidad" es la capacidad de
"ver" esa dimensión profunda y última de lo real y vivir en
coherencia con ello.
Vivencia que sobrepasa lo personal (nuestro ego), dimensión
transpersonal desde la que
damos respuestas ante la realidad en la que nos movemos somos y
existimos.
Por lo tanto, la lectura o el análisis
de la respuesta histórica de las mujeres a la realidad está marcada por una
fuerte dimensión política en su espiritualidad.
Esta Nueva Política de dimensión
integradora, no dualista, no fragmentadora de la realidad que tanto necesita el
mundo, es ancestral para nosotras las mujeres y sabemos mucho más de lo que
está permitido reconocer.
Pero no nos equivoquemos, no se trata de agregar a las mujeres al conocimiento
existente, sino de “romper con esa forma de conocimiento” con ese
paradigma.
Desde diferentes ámbitos
del saber –desde la física cuántica hasta la psicología transpersonal, desde la
mística hasta recientes estudios en el campo de las neurociencias, lo que se
nos muestra es que nada se halla
separado de nada, siendo solo la mente la que nos hace creer en una realidad
fraccionada y separada en partes, tal como ella misma la ve.
A modo de ejemplo, este paradigma actual en el que nos movemos, es
un modelo mental que se detiene al observar la singularidad de cada ola,
absolutizando la separación entre ellas y olvidando la naturaleza común de
agua, que comparten.
Ya nadie discute que la realidad a la que denominamos universo (y no pluriverso) es un
todo integrado, sin fisuras.
La espiritualidad es la
fuente de todo, es principio vital, dinamismo de vida, el núcleo más hondo, la identidad última de
todo lo que es, la Mismidad de lo Real. Pero no como una "entidad"
separada, sino como "constituyente" de todas las formas, en un abrazo
no-dual. En razón de esa misma no-dualidad, podemos ver, palpar y saborear al
Espíritu en todas las formas de la realidad: todas lo expresan y en todas se
manifiesta, sin negarlas ni anular las diferencias.
Por todo ello: La
igualdad es de todas las pretensiones
humanas la más ética, religiosa, teológica, creyente y cristiana.
2.
Objetivo político
Las políticas de igualdad se defienden hoy como única alternativa transformadora
de la realidad mundial.
Ante la observación de los cambios y
desconciertos que se van produciendo en los objetivos políticos actuales, es
necesario no perder de vista que la fortaleza histórica de la dimensión
política de la espiritualidad de las mujeres ha sido y es: que el objetivo
ha sido siempre poner en el centro el cuidado de la vida (ahora ya está de
moda, pero ojo con las malas imitaciones).
Esta conciencia espiritual de la interrelación de todo, de la no-separación, de la no-dualidad radical, es una nueva conciencia, que va conformando una nueva cultura, afecta también a todas las dimensiones de nuestra experiencia: a la economía, a la ecología, a la política, a las relaciones, a la religión…
En el modelo integrador, desde el que las mujeres históricamente hemos hecho posible la existencia humana, es un modelo en el que el trabajo no es sinónimo de empleo, sino lista de tareas, lista que no pueden ser sustituidas por el mercado con su modelo economicista que ahí no puede triunfar en modo alguno. Si las fragmentamos algunas tareas podrían incluso ser sustituidas en el mercado, pero nunca en su totalidad.
Si lo Personal es Político, también es inexorablemente Espiritual,
depende por lo tanto de la subjetividad y espiritualidad de cada una, por lo
que son tareas que nunca podrán ser realizadas por otra persona. Ese es
nuestro modelo, es un modelo de hondura y no de superficie, por tanto no es
exportable en su totalidad porque parte del respetuoso protagonismo de la
experiencia y la realidad geocósmica de cada ser.
Esta nueva visión que nace del reconocimiento de otro modo de
conocer del que nosotras tenemos tanta sabiduría transmitida y
experimentada, se trata de una aproximación respetuosa a "lo que es"
en la que, silenciada la mente, acogemos la realidad (el Misterio) que se nos
muestra, nos reconocemos en ella (agua y no sólo ola) y actuamos en
consecuencia.
3. Concluyendo
Lo que no está en crisis es que las mujeres acompañamos la vida,
la cuidamos en los diferentes ciclos y necesidades, es decir nuestras tareas no
pueden ni deben estar en crisis, el modelo masculino del mundo como mercado es
el que está en crisis profunda, este modelo sin las mujeres, sin nosotras, no
habría triunfado.
Debemos estar alertas para impedir desde nuestras, redes,
creatividades, estrategias, iniciativas, experiencias, desafíos, resistencias, resiliencias,
etc. No continuar sirviendo a objetivos
que nada tienen que ver con el nuestro porque “Lo difícil de combatir es la desigualdad, no la pobreza”
Cuando Juliana de Norwich una de las más grandes escritoras
místicas de Inglaterra del siglo IVX-XV (1342–1416) dice “todo acabará
bien”, entiendo que a su comprensión y mirada tan holística, nada escapa, por eso yo hoy digo que a pesar
de lo que pueda parecer desde una mirada dualista, nuestra mirada nos arroja
otro resultado y es que lo estamos haciendo bien compañeras, porque
somos la mejor referencia humana.
Unicamente, hemos de seguir
trabajando sin perder de vista la espiritualidad ancestral
para nuestro objetivo político que
no es otro que hacer posible la vida.
Mercedes López Herrera
Sevilla 11 de Septiembre
de 2015
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