sábado, 12 de diciembre de 2015

CONFERENCIA. U.S.



 
 La dimensión política de la espiritualidad.

Introducción.
Como teóloga feminista, parto de un análisis y diagnóstico de la realidad utilizando las ciencias sociales y el marco histórico crítico feminista.
Es una reflexión en clave feminista, desde la vivencia y la experiencia de lucha por nuestros derechos y libertades.

De la dimensión política que pretendo hablar como intento de aportación, no es de la política que conocemos, en la que hemos nacido, crecido y de la que participamos, sino de esa Nueva Política a la que se está haciendo alusión desde distintas instancias y lugares ya sean científicos, místicos, o sencillamente reivindicativos desde parámetros éticos y morales.

Los nuevos modelos políticos emergentes con una mayor presencia de mujeres, y de hombres feministas, parten de la reivindicación del “valor del cuidado” (en mayor o menor grado de descubrimiento y de convicción  real)  indicando cómo el modelo economicista del capitalismo salvaje hace aguas y destruye la vida humana y del Cosmos.

La historia de las luchas de las mujeres sigue estando todavía “ocupada mayoritariamente” por la consecución de derechos y libertades, en un marco de competitividad en clara  desigualdad que nos impide avanzar, seguimos todavía en mercados de esclavitudes.

El reconocimiento de nuestras experiencias y aportaciones sigue estando devaluado porque están medidas y valoradas desde patrones de conocimientos androcéntricos y patriarcales (dualistas y fraccionados...etc)

1. La espiritualidad.

Si entendemos por "espíritu" el principio vital y constitutivo de todo lo que es, habremos de concluir que "espiritualidad" es la capacidad de "ver" esa dimensión profunda y última de lo real y vivir en coherencia con ello.

Vivencia que sobrepasa lo personal (nuestro ego), dimensión transpersonal desde la que
damos respuestas ante la realidad en la que nos movemos somos y existimos.

Por lo tanto, la lectura o el análisis de la respuesta histórica de las mujeres a la realidad está marcada por una fuerte dimensión política en su espiritualidad.

Esta Nueva Política de dimensión integradora, no dualista, no fragmentadora de la realidad que tanto necesita el mundo, es ancestral para nosotras las mujeres y sabemos mucho más de lo que está permitido reconocer.

Pero no nos equivoquemos, no se trata de agregar a las mujeres al conocimiento existente, sino de “romper con esa forma de conocimiento” con ese paradigma.

Desde diferentes ámbitos del saber –desde la física cuántica hasta la psicología transpersonal, desde la mística hasta recientes estudios en el campo de las neurociencias, lo que se nos muestra es  que nada se halla separado de nada, siendo solo la mente la que nos hace creer en una realidad fraccionada y separada en partes, tal como ella misma la ve.

A modo de ejemplo, este paradigma actual en el que nos movemos, es un modelo mental que se detiene al observar la singularidad de cada ola, absolutizando la separación entre ellas y olvidando la naturaleza común de agua, que comparten.

Ya nadie discute que la realidad a la que denominamos universo (y no pluriverso) es un todo integrado, sin fisuras.
La espiritualidad es la fuente de todo, es principio vital, dinamismo de vida,  el núcleo más hondo, la identidad última de todo lo que es, la Mismidad de lo Real. Pero no como una "entidad" separada, sino como "constituyente" de todas las formas, en un abrazo no-dual. En razón de esa misma no-dualidad, podemos ver, palpar y saborear al Espíritu en todas las formas de la realidad: todas lo expresan y en todas se manifiesta, sin negarlas ni anular las diferencias.

Por todo ello: La igualdad es  de todas las pretensiones humanas la más ética, religiosa, teológica, creyente y cristiana.

2. Objetivo político

Las políticas de igualdad se  defienden hoy como única alternativa transformadora de la realidad mundial.

Ante la observación de los cambios y desconciertos que se van produciendo en los objetivos políticos actuales, es necesario no perder de vista que la fortaleza histórica de la dimensión política de la espiritualidad de las mujeres ha sido y es: que el objetivo ha sido siempre poner en el centro el cuidado de la vida (ahora ya está de moda, pero ojo con las malas imitaciones).
 
Esta conciencia espiritual de la interrelación de todo, de la no-separación, de la no-dualidad radical, es una nueva conciencia, que va conformando una nueva cultura, afecta también a todas las dimensiones de nuestra experiencia: a la economía, a la ecología, a la política, a las relaciones, a la religión…

En
el modelo integrador, desde el que las mujeres históricamente hemos hecho posible la existencia humana, es un modelo en el que el trabajo no es sinónimo de empleo, sino lista de tareas, lista que no pueden ser sustituidas por el mercado con su modelo economicista que ahí no puede triunfar en modo alguno. Si las fragmentamos algunas tareas podrían incluso ser sustituidas en el mercado, pero nunca en su totalidad.

Si lo Personal es Político, también es inexorablemente Espiritual, depende por lo tanto de la subjetividad y espiritualidad de cada una, por lo que son tareas que nunca podrán ser realizadas por otra persona. Ese es nuestro modelo, es un modelo de hondura y no de superficie, por tanto no es exportable en su totalidad porque parte del respetuoso protagonismo de la experiencia y la realidad geocósmica de cada ser.

Esta nueva visión que nace del reconocimiento de otro modo de conocer del que nosotras tenemos tanta sabiduría transmitida y experimentada, se trata de una aproximación respetuosa a "lo que es" en la que, silenciada la mente, acogemos la realidad (el Misterio) que se nos muestra, nos reconocemos en ella (agua y no sólo ola) y actuamos en consecuencia.

3. Concluyendo

Lo que no está en crisis es que las mujeres acompañamos la vida, la cuidamos en los diferentes ciclos y necesidades, es decir nuestras tareas no pueden ni deben estar en crisis, el modelo masculino del mundo como mercado es el que está en crisis profunda, este modelo sin las mujeres, sin nosotras, no habría triunfado.
Debemos estar alertas para impedir desde nuestras, redes, creatividades, estrategias, iniciativas, experiencias,  desafíos, resistencias, resiliencias, etc.  No continuar sirviendo a objetivos que nada tienen que ver con el nuestro porque “Lo difícil de combatir es la desigualdad, no la pobreza”

Cuando Juliana de Norwich una de las más grandes escritoras místicas de Inglaterra del siglo IVX-XV (1342–1416) dice “todo acabará bien”, entiendo que a su comprensión y mirada tan holística,  nada escapa, por eso yo hoy digo que a pesar de lo que pueda parecer desde una mirada dualista, nuestra mirada nos arroja otro resultado y es que lo estamos haciendo bien compañeras, porque somos la mejor referencia humana.

Unicamente, hemos de seguir  trabajando sin perder de vista la espiritualidad ancestral para  nuestro objetivo político que no es otro que hacer posible la vida.


Mercedes López Herrera
Sevilla 11 de Septiembre de 2015

No hay comentarios: