lunes, 12 de enero de 2015

LENTITUD E INMOVILISMO ECLESIAL

Entrevista a Mª José Arana: “Me duele la lentitud y el inmovilismo eclesial con respecto a la mujer”

pag24_personal2_web-21-98c7fVoces. Pepa Moleón. [alandar] Hay mujeres pioneras, que abren caminos para que las cosas sean posibles. Una de ellas es Mª José Arana, religiosa del Sagrado Corazón, que recibió el pasado junio el premio alandar, elegida de manera unánime por el equipo de la revista. Hemos querido hacerle esta entrevista para acercar más aún su trayectoria a nuestros lectores y lectoras. Doctora en teología y diplomada universitaria en sociología por la Universidad de Deusto, lleva décadas luchando desde dentro de la Iglesia católica por construir la igualdad y el reconocimiento de las mujeres. Actualmente es profesora en la Facultad de Teología de Vitoria y en el Instituto de Teología y Pastoral de Bilbao.


¿En qué momento se encuentra la teología feminista en el resto del mundo y en España en particular?
La teología feminista ha hecho un gran esfuerzo de investigación y profundización; tiene un talante, metodología y sensibilidad originales y enriquecedores para la teología en general. Su forma de hacer, reconocida o no, ha influido notablemente en el “quehacer teológico”. En el ámbito internacional, Elisabeth Johnson es un buen ejemplo de ese repensar aspectos claves de los grandes temas teológicos desde la perspectiva feminista.
La teología feminista es plural. Yo no me identifico de la misma forma con unas corrientes que con otras, pero ahí están. En las actas y publicaciones del Congreso, en Salamanca 2011, de la Asociación europea de mujeres para la investigación teológica (ESWTR), en el que tuve el honor también de pronunciar una ponencia, podemos ver una variedad de corrientes y planteamientos.
En España tenemos la ATE (Asociación de Teólogas Españolas), EFETA (Escuela Feminista de Teología de Andalucía, pero que abarca principalmente España y Latinoamérica), los grupos de reflexión “Mujeres y Teología”… Estos son los lugares en los que podemos seguir las corrientes y la situación de la teología feminista especialmente en España.
Fuiste responsable de una parroquia en Vizcaya. ¿Cómo fue esa experiencia pastoral, personal y comunitariamente hablando?
Sí, fui “párroco” o “encargada de la parroquia” con funciones de párroco, como decía el obispo Luis María Larrea, que fue el que me nombró. Estuve nueve años. También era maestra del pueblo.
Mi experiencia fue muy buena, fui muy feliz en el pueblo de Aranzazu, la gente acogía muy bien mis servicios en un campo y otro. Hicimos muchas cosas y fue bonito. Pero tengo que decir la verdad: que a nivel pastoral y, especialmente, sacramental, me sentía como una “sacristana de postín”, pero, al fin y al cabo, “sacristana”… porque no puedes administrar los sacramentos (sólo el bautismo y el permiso para que los curas pudieran casar), tienes que depender del cura de al lado para muchas cosas… y te sientes mal cuando, además, teniendo vocación sacerdotal todo queda en una especie de sucedáneo incompleto…
El papa realizó en el mes de junio unas declaraciones sobre el celibato. ¿Qué te parecen y cómo se pueden vincular al tema pendiente de la ordenación de mujeres en la iglesia católica?
Yo no estoy en contra del celibato opcional, pero sí en contra de que se tome este tema con prioridad sobre la cuestión de las mujeres en la Iglesia y, concretamente, del sacerdocio de las mujeres; no sólo porque solventado el tema de la falta de sacerdotes ya ni les preocuparía tener mujeres en estos y otros asuntos; la cosa es más profunda.
La deuda que la Iglesia jerárquica tiene con nosotras viene de lejos, es más urgente y sangrante y toca la esencia de la propia Iglesia -como de cualquier otro grupo humano- que necesita lo masculino y lo femenino en sus instituciones.
El papa dice que la cuestión del celibato “no es dogma de fe”, ¡pero tampoco lo es la cuestión del diaconado o del presbiterado de las mujeres!… y, sin embargo, lo abordan –cuando lo abordan- con una falta absoluta de argumentos sólidos, de estudios serios, de perspectiva actual y de futuro lúcida! La cuestión de la mujer ha evolucionado enormemente en la sociedad civil y la Iglesia ha quedado a la zaga.
Has trabajado intensamente en foros ecuménicos. ¿Qué pasos debemos dar en la Iglesia católica para avanzar sin retórica en este ámbito?
El Fórum de Mujeres Cristianas de Europa y la Asociación de investigación teológica de Mujeres Europeas han sido para mí -y continúan siendo- lugares de encuentro y trabajo excepcionales por el intercambio de experiencias, ideas y la acción conjunta. También hemos podido relacionarnos e intercambiar impresiones con responsables de las distintas Iglesias y darnos cuenta, en la práctica, de las diferencias entre ellas…
El diálogo con la Iglesia católica en general no ha pasado de una cierta corrección formal, teñida de indiferencia… aunque ha habido excepciones, por ejemplo el cardenal Martini (muy excepcional), el cardenal Kasper y poco más… Mientras no exista una clara conciencia ecuménica en la jerarquía será difícil avanzar.
Tu vida es extensa e intensa en tu compromiso con Jesús y su Noticia Buena. ¿Has desfallecido alguna vez? ¿ Te duele algo especialmente en tu experiencia de Iglesia?
Mira, tengo dos cosas a mi favor: la primera es que siempre he pensado que era un trabajo a muy largo plazo, nunca he esperado resultados inmediatos. Y la segunda es mi temperamento optimista. Esto y una visión realista de lo que son los cambios sociales en la historia y, más concretamente, en la historia del feminismo, me han ayudado a no “perecer en el intento”.
Sin embargo, ¡claro que me enerva y me duele la ceguera, así como la lentitud e inmovilismo eclesial con respecto a la mujer! Los siento como una clara contradicción con el Evangelio, ¡eso duele!
Creo que hay que continuar avanzando, es importante que la historia recuerde que en la segunda mitad del siglo XX y –ojalá así sea- en el primer cuarto de siglo XXI, grupos y colectivos de mujeres trabajaron en pro de la justicia, la igualdad, la coherencia evangélica… y que lo hicieron sin perder la esperanza, a pesar de las muchas dificultades. Es importante que esto conste para que mejore la situación de las mujeres y de toda la Iglesia y sea referente para el futuro.
¿En esa vida intensa y extensa quién o quiénes han sido para ti referencia, maestras, testigos?
Pertenezco a una congregación religiosa, Sagrado Corazón de Jesús y, evidentemente, ahí me he formado, he trabajado y recibido cuanto soy de tantas hermanas, actuales y pasadas; he recibido mucho espíritu, mucha formación, ayuda y amistad.
Pero en esta tarea de la que estamos hablando para mí han sido muy importantes los grupos antes mencionados: el Forum Ecuménico de Mujeres Cristianas de Europa, la Asociación de Teólogas Europeas, el Foro de Estudios sobre la Mujer (FEM), EFETA (Escuela Feminista de Teología de Andalucía), Women’s Ordenation World Wide, Mujeres y Teología (de forma puntual)… En todos ellos he estado muy implicada, ¡ha sido una gozada!
El trabajo en grupo me ha formado mucho y he podido realizar tantas cosas precisamente porque lo hacíamos así; a mí me importa y me aporta muchísimo el trabajo y la convivencia comunitaria y grupal. De todas formas, para mí ha sido un privilegio la amistad y el trabajo con Pilar Bellosillo que, junto con Mary Salas, fueron inspiradoras y alma del FEM. A las dos agradezco de corazón todo lo que hemos podido realizar juntas y todo lo que de ellas he recibido, que ha sido muchísimo. Ruth Epting, pastora protestante suiza y promotora de Forum Ecuménico de Mujeres Cristianas de Europa –aún vive- es una gran amiga y auténtica maestra, llena de fuerza espiritual, de sabiduría y experiencia. ¡Cuánto he recibido de ella! A todas, a las que cito y a las que es imposible mencionar aquí, a todas, un gracias muy, muy hondo.

1 comentario:

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